Dejar ir es la cosa más difícil que cualquiera de nosotros tendrá que hacer jamás en su vida. Renunciar a un empleo que has llegado a conocer y amar, deshacerte de tus viejos juguetes de la infancia, e incluso decir adiós al hogar en el que creciste, todas son sensaciones agridulces. Y si bien perder esas cosas no es fácil, lo que es aún más difícil es tener que lidiar con la pérdida de alguien muy especial en tu vida y verte forzado a dejarlo ir en un sentido físico. Para Sereno el caballo, esa perdida de alguien especial era su dueño brasileño, Wagner Lima.
Alguno podría pensar que desde la perspectiva de un caballo, su dueño no es más que otro viejo ser humano que está dispuesto a cubrir sus necesidades básicas, alguien a quien respeta pero con el que no está necesariamente vinculado afectivamente. Pero el comportamiento de Sereno en el funeral de su dueño luego de que falleciera trágicamente en un accidente de motocicleta es prueba de que sentía una conexión más profunda, además de su comprensión del hecho del fallecimiento de Wagner.
Durante el funeral, el semental estaba rodeado por muchos llorosos familiares y amigos de Wagner. Seguramente el clima de consternación a su alrededor le dio pistas del tipo de emoción que sentir. Por supuesto, nadie hubiera esperado que un caballo supiera qué es un funeral, pero la familia esperaba al menos que, al asistir al funeral, comprendería que Wagner no lo estaba abandonando; que estaba físicamente fuera de su control poder estar en su presencia.
Luego, cuando Sereno fue conducido hasta un vehículo que llevaba a Wagner en su ataúd, tuvo una reacción que nadie pensó que podría presenciar. Inmediatamente, el caballo de luto con ojos tristes “abrazó” el ataúd con su largo cuello, como manera de decir adiós.
La parte más triste del funeral fue cuando los portadores del féretro comenzaron a llevarse el ataúd al cementerio para el entierro propiamente dicho. Mientras todos caminaban hacia el cementerio, incluido Sereno, el caballo no pudo evitar gimotear. Los asistentes también lo vieron golpear el suelo con sus pezuñas, como si lo embargase la emoción.
“Este caballo lo era todo para él. Era como si el caballo supiera lo que estaba sucediendo y quisiera decir adiós”, dijo Wando, el hermano de Wagner.
Desde la tragedia de Wagner, Sereno ha pasado a manos de Wando. Si bien está bien cuidado, el caballo siempre echará de menos a su dueño original, con quien pasó los últimos ocho años de su vida y por quién sentía un gran afecto.
Abajo podrás ver imágenes de Sereno en el funeral de Wagner. Sus expresiones faciales dicen más de lo que podrán decir jamás las palabras.