Creo que todos nosotros podemos ser un poco cachorros algunos días. Hay una pequeña parte de nuestro cuerpo, muy adentro, que tiene esa curiosidad y desenfreno infantiles; un deseo de jugar y explorar; la disposición a ensuciarse ¡y necesitar que nos rasquen la panza de vez en cuando! Y aparte de los humanos, aparentemente, ¡incluso los puercoespines pueden mostrar un comportamiento ‘cachorril’!
Stinkers es un puercoespín más bien grande. Tiene muchísimas púas y es bastante ancho y corpulento. Fue traído al Centro de Conservación de Vida Salvaje de Alaska luego de que alguien lo tuvo como mascota; y no es un chico pequeño. También, desde que fue ingresado al centro, los voluntarios lo rebautizaron Stinkers (Apestoso) (“¿Todos lo llaman así [Stinkers] ahora?”. “Vino como Snickers, pero no huele bien”).
Si bien no estoy segura de que tener un animal espinoso (que además hiede) del tamaño de un niño pequeño como mascota sea la mejor de las ideas, ¡debo decir que parece tener un comportamiento adorable! Stinkers ahora es residente permanente en el centro y le encanta jugar con los voluntarios. Su adorable y tierna (?) personalidad brilla, ¡y a su vez los voluntarios realmente disfrutan jugando con él!
Lo más divertido, sin embargo, es que Stinkers cree ser un perrito. Mirando sus movimientos, reacciones y comportamiento, actúa como un pequeño cachorro! Es súper afectuoso, le encanta ser acariciado, abrazado y que le rasquen la panza, y no puede dejar de pedir atención. El nivel de energía de Stinkers también es el de un cachorro. Y le encanta dar saltos y treparse y pararse sobre sus patas traseras. Intenta trepara uno de los voluntarios también, antes de caer sobre su espalda para que le rasquen la panza. “Es todo cariñoso, e intenta subirse a ti… eso es muy bonito”, dice uno de ellos.
Momentos después retrocede y encuentra algo en el suelo que le llama la atención y se distrae. Entonces se pone como loco, gira en círculos como si se persiguiese la cola. Este puercoespín está muy emocionado y anda por todos lados, encantado con la atención de los voluntarios, que se turnan para jugar con él. ¡Si sólo supiese lo bien que hablan de él, también!
Todos se matan de risa, disfrutando cabalmente las payasadas de la graciosa criatura. “Intenta decir ‘Juega conmigo… Juega conmigo…’”, y “¡¡¡Oh, Dios mío, es como un gran cachorrón, o algo así!!!”. ¡Sí, un gran cachorro de perro con muchas púas afiladas y una personalidad apabullante!
¡Haz clic en el video de abajo para ver a este divertido tipo dando una gran impresión a todos los que entran en contacto con él!