Las Olimpíadas de Invierno estarán aquí antes de que nos demos cuenta. Eso significa ver todo tipo de deportes, como trineos, esquí de pista, snowboard y muchos otros a los que normalmente no presto atención. Los atletas de primera categoría se encuentran todos en un solo lugar, representando a su país de origen, y hacen lo mejor que pueden para llevarse a casa una codiciada medalla de bronce, plata u oro. Algunos estarán a la altura de la ocasión y tendrán el mejor desempeño de su vida, mientras que otros cometerán un error e irán a casa con el corazón roto.
Vemos las Olimpíadas durante unas pocas semanas cada dos años, si cuentas las de invierno y las de verano. Vemos algunas de las competencias más emocionantes que el mundo tiene para ofrecer. Pero lo que no vemos es lo que sucede detrás de la escena, incluyendo los años de duro trabajo, entrenamiento y competición que lleva a estos atletas a los juegos.
Muchos atletas sacrificarán una vida “normal” para entrenar para las Olimpíadas. Eso significa madrugar, largas sesiones de entrenamiento y trabajar aún con lesiones. Significa dedicar todo su tiempo y energía a convertirse en los mejores del mundo.
Finalmente, las Olimpíadas llegan, y es el momento de, con algo de suerte, ser recompensado por todo el trabajo duro que llevó llegar hasta allí. Hace cuatro años, un dúo de patinadores artísticos rusos decidió aprovechar el enorme escenario Olímpico. Tatiana Volosozhar y Maxim Trankov tuvieron una impecable actuación, creando una atmósfera eléctrica para los jueces y el púbico con una rutina desafiante.
Patinaron con “Jesucristo Superstar”, de Andrew Lloyd Webber, y pusieron todo en esa rutina. Sus años de entrenamiento se evidenciaron a medida que realizaban un asombroso movimiento tras otro. Pero dejaron lo mejor para el final: un riesgoso truco que dejó a todo el público sin habla.
¡Mira su actuación abajo, y no dejes de ver el último movimiento!