Cuando asistimos a un funeral esperamos entrar en una habitación fría y tenuemente iluminada o en una iglesia oscura. Es un momento serio; es el momento de recordar y decir nuestro adiós final a los seres queridos que hemos perdido. Incluso si creemos que la persona fallecida ya no sufre y está en un lugar mejor, no esperamos entrar y salir de un funeral sintiéndonos alegres, en paz y aliviados. Enterarte de que alguien que quieres ha muerto siempre será una noticia devastadora.
Las cosas eran algo diferentes, sin embargo, cuando Margaret Hubl falleció en julio de 2016 a los 89 años de edad. Aunque tuvo un funeral como el de muchas personas luego de su fallecimiento, su familia decidió cambiar las cosas un poco. Lloraron, hicieron un recorrido recordando su vida, tú sabes, lo usual durante un funeral. Sin embargo, también decidieron exhibir algo positivo sobre Margaret durante su funeral: ¡sus hermosos edredones!
Margaret, nacida y criada en Nebraska, tejió más de 100 edredones durante su vida, haciendo de su pasatiempo algo memorable. Al llegar a su funeral, a los familiares cercanos y lejanos les habían pedido que trajeran cualquier edredón hecho por ella que Margaret les hubiese dado. Las coloridas mantas fueron colocadas sobre los respaldos de los bancos de la iglesia para que fueran vistos por los asistentes.
Una vez que los edredones fueron colocados, la nieta de Margaret, Christina Tollman, a pesar de estar muy familiarizada con el pasatiempo de su abuela, quedó estupefacta al ver la cantidad de piezas que había producido con el pasar de los años.
“Nunca imaginé que hubiera tantos. Cubrimos casi todos los bancos de esa iglesia. Nunca supe cuántos había hecho en realidad”.
Si bien muchas veces a los funerales se les da algo de vida con arreglos florales, nada en ese lugar (ni siquiera los ventanales de vidrio coloreado de la iglesia) era más colorido que las hermosas creaciones de la abuela Margaret.
Los brillantes colores e intrincados diseños de los edredones quizás no sean lo usual de ver en un funeral, pero para los asistentes fue la mejor, más respetuosa y apropiada manera de recordar a su ser querido ausente.
Margaret comenzó a tejer décadas atrás. Comenzó haciendo ropa para sus tres hijos, y finalmente a su sobrina y su sobrino, a quienes ella y su esposo Henry recibieron cuando sus padres fallecieron debido a un accidente en 1969. Más tarde comenzó a hacer sus famosos edredones.
Margaret también es recordada por su amor por viajar. Abajo hay una fotografía de 1969 de Margaret en Hong Kong.
Pero no había nada que ella amase más que tejer edredones. De hecho, cuando revisaron sus pertenencias luego de su fallecimiento, los hijos y nietos de Margaret descubrieron un cuaderno. Dentro conservaba todos sus proyectos de edredón.
Según su nieta, “Cuando nos sentamos para revisar sus cosas encontramos esto; lo llamo cuaderno de bolsillo. Dentro dice en el edredón de quién está trabajando, el día en que puso el edredón en su marco y el día en que lo sacó”.
Uno podría preguntarse qué hizo que Margaret hiciese tantos edredones. Aparte de ser un regalo perfecto para dar, entregar edredones era la manera de la abuela de asegurarse de que sus seres queridos estaban calentitos.
“Ella quería que tuviéramos algo en que envolvernos y mantenernos abrigados cuando nos íbamos a la escuela”.
Si bien no todos sus seres queridos llegaron a recibir un edredón de Margaret antes de su fallecimiento, su plan era seguir haciéndolos y, por supuesto, regalarlos. Incluso tenía edredones terminados apartados, esperando regalarlos en la ocasión indicada.
De hecho, tres afortunados invitados al funeral se sorprendieron cuando llegaron a ver, y llevarse a casa, un edredón de Margaret por primera vez. No tenían idea de que ella tenía secretamente apartado uno para cada uno de ellos y que planeaba regalárselos en el futuro.
“Tengo tres primos que no están casados, y el día de su funeral fue el día en que recibieron su edredón por primera vez. Fue un momento realmente extraordinario”.
Los edredones no solo significaban mucho para Margaret, sino también para sus familiares.
“Este es el amor que la abuela hizo para cada uno de nosotros. Esto es lo que hizo para cada uno de nosotros, para que nos envolvamos en ellos cada vez que la echemos de menos”, dijo su nieta Christina.
¡Sé que si Margaret hubiera asistido a su propio funeral, hubiera quedado muy impresionada al ver que su pasatiempo favorito era honrado como se debe! Y gracias a su hermoso trabajo, los seres queridos por Margaret lo atesorarán para siempre, y se mantendrán abrigados por su amor cuando se acuesten bajo su edredón por la noche.