Mucha gente en todo el mundo tiene el deseo y la aspiración de ser padre. Quieren ser capaces de dar vida y compartir su amor incondicional con sus crías, y proporcionarles la mejor vida posible. Eso significa un techo sobre sus cabezas, alimento para comer, una educación y ser un modelo de bondad, paciencia e indulgencia. Sin embargo, a veces es imposible proporcionar una o más de esas cosas.
Esa era la situación de Lamanda Brown, una madre de cuatro que vive en Detroit, Michigan. Había pasado tres años durmiendo en el suelo junto a sus niños, mientras luchaba por encontrar comida y subsistir. Finalmente le dijeron que recibiría vivienda pública para ella y sus hijos. No podía estar más feliz o más agradecida. La familia fue a su nuevo hogar, y cuando abrieron la puerta los esperaba una gran sorpresa.
La casa había sido hermosamente decorada con todo lo que la familia pudiera necesitar. Había camas marineras y juguetes para los niños y un hermoso dormitorio para la Sra. Brown. Todo ello gracias a Humble Design, una organización sin fines de lucro.
La Sra. Brown y sus hijos estaban tan abrumados y conmocionados cuando abrieron la puerta principal, que comenzaron a llorar incontrolablemente. Las lágrimas de felicidad eran más que necesarias luego de los tres durísimos años que la familia había tenido que superar.
Son iniciativas como esta las que hacen una enorme diferencia en la vida de los necesitados. Es una lección que, si tenemos la capacidad de ayudar a alguien, ya sea en gran medida o en algo muy pequeño, deberíamos desear hacerlo. Ver los rostros de quienes experimentan una auténtica alegría hace que todo valga la pena.
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