No todas las señales que vemos o recibimos son claras. Normalmente son sutiles, o vienen como pequeños empujoncitos e insinuaciones más que como grandes luces rojas o verdes. No siempre pueden ser descaradamente obvias, especialmente si te llegan mediante diferentes idiomas o canales. Pero es la repetición y la sensación que tienes lo que hace a estas señales más obvias. ¡Se trata de lo bien que escuches!
Para Lauren Gauthier, la sutileza de las señales se hizo cada vez más obvia, hasta el punto en que tuvo que hacer algo con ello. Y gracias a Dios que lo hizo, todo gracias a su perra.
Lauren y su esposo comenzaron originalmente comenzaron a cuidar temporalmente de Victoria, una sabueso que luego adoptaron luego de forjar un vínculo con la perra. Estaba visitando refugios en Carolina del Sur cuando encontró una perra de un solo ojo e inmediatamente se la llevó a casa. Fue una conexión instantánea.
Victoria fue a casa con la pareja, y pocos meses después de adoptarla, Lauren y Victoria notaron un bulto en la nariz de la mujer. Lauren supuso que no era más que una espinilla o un poro tapado, pero cuando la sabueso siguió olisqueando ese lugar de su nariz, y sentándose sobre su regazo y quedarse mirándola, Lauren pensó que quizás algo estaba pasando. El bulto era irritante, ¡pero Victoria no lo dejaba, siempre poniendo su nariz en el rostro de Lauren!
“Cuando el bulto se fue, Victoria siguió olisqueando”, recuerda Lauren. “Pensé: ‘¿Por qué seguirás poniendo tu húmeda nariz en mi rostro?’, era tan raro que finalmente decidí: ‘Muy bien, ya que insiste tanto, iré a que lo vean’”.
¡Lauren quedó totalmente sorprendida cuando fue al médico y le diagnosticaron un carcinoma de células basales, un tipo de cáncer de piel bastante común! Gracias a Victoria habían captado las señales lo suficientemente temprano como para eliminarlo sin complicaciones.
“Realmente es increíble que mi perra fuera tan insistente en olisquear el área que tenía cáncer de piel”, dijo a SweetBuffalo716.com. “La cirugía misma cambió mi rostro, y mi perra ya no se mete con él, yo podría haber ignorado el bulto, con lo que hubiera corrido el riesgo de una desfiguración mayor”.
Si bien esta es una historia increíble, el caso de Lauren no es algo extraordinario. Estudios sugieren que ciertos perros pueden detectar ciertos olores vinculados al cáncer. Si bien es necesario mucho más investigación y desarrollo para comprender cómo funciona este fenómeno, por el alto grado de confiabilidad de los perros cuando se trata de su sentido del olfato, hay perros que entrenan para oler el cáncer.
La Dra. Claire Guest, quien pasó por una situación similar con su perro, dijo: “Pueden detectar partes por billón; esto es el equivalente de una gota de sangre en dos piscinas de tamaño olímpico. No deberíamos dar la espalda a estos altamente sensibles bio-detectores solo porque son peludos”.
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