Por estas razones, llegar a tu ceremonia de graduación es algo muy especial. Realmente no hay mejor manera de honrar el éxito académico que ser reconocido frente a cientos, a veces miles de personas, incluyendo tus maestros o profesores, parientes y amigos.
El 14 de abril de 2019, un joven, Jeric Rivas, estaba listo para graduarse en la universidad, como la primera persona de su familia en hacerlo. Rivas había logrado una Licenciatura en Ciencias en Criminología y un Galardón en Servicio de la Universidad de La Concepción en San José del Monte, en Filipinas.
Si bien el graduado debía estar orgulloso de sus logros, publicó fotografías de sí mismo molesto, con un pie de foto que decía: “Sentí una gran tristeza y alegría el día de mi graduación”. Los padres de Rivas se perdieron ese día tan especial.
Pero esta no fue la primera vez que sus padres no aparecieron para festejar sus logros académicos. No estuvieron presentes en sus graduaciones de la escuela primaria ni secundaria. Rivas recuerda subir al escenario a tomar su diploma de la secundaria conteniendo las lágrimas. Mientras tanto, todos sus compañeros tenían a miembros de su familia allí para recibirlos en el escenario, lo que hacía que Rivas se sintiese herido y celoso.
Además, sus padres no aparecieron cuando ganó un premio en la escuela primaria por su desempeño sobresaliente. Rivas estaba demasiado avergonzado como para recibir su medalla sin que nadie lo recibiera en el escenario.
No fue diferente este año durante su graduación en la universidad. Sus ojos se humedecieron cuando miró en el salón las familias de otros graduados que apoyaban a sus seres queridos que se graduaban frente a ellos. Era un recordatorio para él de que no tenía una familia allí que lo apoyara.
Aun así, Rivas se aseguró de que al subir al escenario hablaría con confianza. Al recibir su diploma, agradeció a sus profesores y algunas personas de su extensa familia. También mencionó que sus padres nunca tuvieron un papel importante en su vida y que no lo aceptaban.
Aunque Rivas no tuvo el apoyo de su familia por razones que nunca explicó, no dejó que eso impidiera que persiguiera sus metas. Rivas obtuvo buenas calificaciones y consiguió todos los empleos que pudo para financiar su propio alojamiento y educación. Una de las razones para graduarse en la universidad era ser capaz de lograr un estilo de vida financieramente sólido para sí mismo, de manera tal de no tener que volver a preocuparse de vivir de cheque en cheque otra vez.
Y lo más importante, Rivas se mantuvo humilde, y no se amargó con la situación. Dijo: “Dentro de 10 años me imagino como una persona exitosa, sonriendo a aquellas personas que me rebajaron a lo largo del camino”. ¡Qué joven tan fuerte!
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