La manera en que nos presentamos dice mucho sobre nuestra personalidad. Si vestimos con ropas de colores brillantes, podemos ser percibidos como alegres y extrovertidos. Y quienes visten frecuentemente con atuendo formal, a menudo son vistos como adinerados y/o con clase. La verdad es que nuestra apariencia no siempre refleja nuestros valores, de dónde venimos y como podría ser nuestra personalidad.
A manera de experimento social como manera de mantener su identidad oculta, un pianista profesional de concierto decidió vestirse como conserje. Con un overol azul con grandes letras blancas que dicen “Personal” en la espalda, junto con un trapeador y un cubo como utilería, el supuesto conserje simula limpiar antes de deslizarse ante el pian hacia su izquierda.
Antes de que el conserje comience a toquetear las teclas, nadie le dedica una segunda mirada. Es simplemente el de la limpieza de todos los días, después de todo. ¡Pero una vez que comienza a tocar “Rapsodia Bohemia”, muchos ojos se volvieron hacia el hombre uniformado!
Apenas comenzada su versión del clásico de Queen de 1975, una mujer con pollera y botas comienza a grabarlo con su teléfono. ¡Ella reconoce el talento en cuanto lo escucha! Si bien el piano no está perfectamente afinado, el hombre sigue adelante con una interpretación para el asombro.
Entonces, el lugar en el que el pianista está tocando comienza a llenarse. Aunque muchos transeúntes siguen de largo para llegar adonde deben estar, otros se toman un momento de su ajetreado día para detenerse y grabar, o al menos escuchar esta presentación.
De pronto las personas se han convertido en docenas, muchas cargando su equipaje o bolsas de compras, y ahora están de pie alrededor observando al pianista disfrazado montar un espectáculo impresionante. ¡Sin duda la multitud está también extrañada por el hecho de que su habilidad no se condice con su “profesión”, a la vista de su impecable interpretación!
Luego, la mejor parte: ¡un verdadero conserje entra para ver el espectáculo montado por su “compañero”! Probablemente se pregunta en secreto de dónde salieron los “nuevos” uniformes y cuándo fue contratado “el tipo nuevo”.
Cuando llega al final, el pianista se gira para ver al enorme círculo de gente admirando su interpretación, aplaudiendo y vitoreándolo, antes de regresar a su papel de conserje.
“La gente pensó que era de la limpieza porque barría, pero cayeron rendidos a sus pies” bromea uno de los comentarios.
¡Escucha la increíble interpretación del “conserje” pianista abajo!