Desde entonces, las impresoras 3D se han vuelto mucho más que simplemente un artefacto de alta tecnología ordinario. Aparte de ser usado para generar diminutos juguetes, jarrones geométricos, lapiceros y macetas, las impresoras 3D también producen dispositivos médicos para mejorar la vida tanto de humanos como animales.
Carly, una gatita de seis meses de edad es sólo uno de muchos que han experimentado los beneficios de las impresoras 3D cuando recibió unos soportes hechos específicamente para sus diminutas patas traseras.
Sufriendo de una rara enfermedad conocida como el síndrome del nadador, la dulce Carly nació con debilidad muscular crónica en sus patas traseras. Por ello, el animal diagnosticado con esta condición tiene dificultades para estar de pie y caminar.
Luego de ser instalada en el Centro de Rescate de Brampton Ontario’s All Paws, se hizo evidente que la discapacidad de la gatita no le permitiría ser adoptada. Muchos posibles dueños no sabrían cómo cuidar adecuadamente de la minina.
Pero en diciembre de 2018, Karen Boerner, una peluquera de mascotas profesional de Guelph, comenzó a cuidar temporariamente de Carly. Karen hizo de conseguirle un hogar permanente a la gata su misión, así que puso una publicación en las redes sociales para difundir la noticia.
Afortunadamente la publicación llegó a Jennifer Cameron, de 52 años, administradora de Andosh Accessible Gaming, una empresa canadiense que crea equipamiento especial para juegos para personas con discapacidades.
Los co-fundadores de la empresa de juegos, Andrew Cameron de 25 años y su hermano Joshua de 22 años, inmediatamente sintieron conexión con la gata, pues ambos nacieron con síndrome de Ehler-Danlos. El síndrome de Ehler-Danlos causa que los hermanos tengan articulaciones que se dislocan frecuentemente debido a una falta de tejido conectivo.
“Andrew ha tenido numerosas dislocaciones en su vida, y ha llevado una cantidad de soportes. Siente empatía por Carly… [Los hermanos] saben lo que es que tus articulaciones no puedan soportarte”, explica Jennifer.
Fue entonces que los hermanos se asociaron con un ortopedista profesional para construir unos soportes diminutos especiales para que calcen las piernas de la gatita con la ayuda de una impresora 3D.
Cuando probaron los soportes, le quedaban perfectos. ¡Y vaya si Carly estaba agradecida de poder finalmente andar por allí por su cuenta sin problemas!
“Fue impresionante ver lo rápido que se acostumbró. Era adorable. Se paró aquí erguida por primera vez, como diciendo ‘Ahora soy una gata grande’. Estaba muy orgullosa de sí misma”, dijo Jennifer.
De regreso en su hogar temporal, Karen notó una diferencia dramática en la capacidad de la gatita para andar por allí.
“Antes podía caminar, pero sus patas traseras las arrastraba, o arrastraba su trasero por el suelo”, explica. “Ahora es mucho más activa. Le encanta jugar con los otros gatos de la casa; ahora puede estar con ellos. Antes, solía quedarse atrás. Con los soportes, ahora puede subirse y bajarse de una caja de arena normal, como una niña grande. Incluso parece más feliz que antes. Nada la desanima”.
Si bien el síndrome del nadador es una condición crónica, Carly disfruta de sus soportes impresos en 3D y ahora es totalmente funcional como cualquier otro gato de su edad. ¡Y con algo de suerte, muy pronto la pequeña gata encontrará un dueño permanente que la ame, con o sin soportes!
¡Mira esta filmación de la noticia sobre la pequeña Carly abajo!