Un gran porcentaje de propietarios americanos tienen un perro como mascota. Amamos a nuestros peludos amigos caninos. Son parte importante de nuestra familia. Gran parte de mi día gira en torno a tener felices a mis dos chuchos. Ellos me despiertan por la mañana para su paseo, mucho antes de que yo necesite levantarme. Tomamos un refrigerio, jugamos un rato, otro paseo, la cena y un paseo más antes de ir a la cama. Sus horarios son mis horarios y no quisiera que fuera de otra manera.
Tengo un perro mediano y uno grande. Pero son caninos domesticados, y aunque puedan tener lobos por primos o ancestros varias generaciones atrás, no se parecen a los lobos en absoluto. Y ciertamente no son tan salvajes ni tan grandes.
Entonces, es algo desconcertante ver a una mujer de tamaño promedio sentada en la nieve junto a un lobo. Un enorme lobo que la empequeñece y que obviamente podría lastimarla si lo quisiera. Pero ¿qué hace en lugar de ello? La abraza. Exactamente como mis perros me abrazan a mí, y si tienes perro, estoy dispuesta a apostar que has experimentado similares muestras de afecto.
Kekoa es un lobo que vive en el Centro de Vida Salvaje y Lobos de Colorado, y su valiente compañera en el video es Danielle. Obviamente ambos comparten una amistad especial. El centro de Vida Salvaje y Lobos de Colorado trabaja para educar al público sobre los lobos, zorros y coyotes, y su papel en nuestro ecosistema. Son una fuerza activa en conservación y preservación. El centro proporciona hábitats casi naturales para los muchos animales que cuida. Su “paquete” incluye una variedad de especies. Lobos del Ártico, lobos grises, lobos rojos canadienses, zorros rojos, zorros cometa y coyotes viven todos en el santuario, que está financiado totalmente por generosas donaciones y por los ingresos provenientes de las giras educativas.