Las escuelas debieran ser un lugar seguro en el que los niños vayan a aprender, crecer y socializar. Asisten a clases para expandir sus mentes con la esperanza de avanzar hacia cosas más grandes y mejores. Ese pequeño genio de científico de diez años puede ser un médico algún día, o el niño que disfruta la clase de Literatura y Escritura creativa puede ir en camino a convertirse en un conocido escritor. Debe haber un momento en la vida de un niño en el que explore el mundo de la educación con la mente abierta, y tenga la oportunidad de aprender en qué está interesado y dónde están sus fortalezas y debilidades.
Además, la escuela es a menudo el lugar donde los niños forjan amistades duraderas y conexiones sociales. Yo aún sigo siendo amiga de algunas chicas que conocí en la escuela, y asistí tanto a la escuela elemental como al secundario con mi pareja.
Pero lamentablemente los niños no siempre son amables, y el abuso reina alegremente en las escuelas. Para niños que son diferentes de alguna manera, asistir a la escuela puede ser una perspectiva aterradora. Los efectos del abuso persisten hasta bien entrada la adultez, y el abuso no sólo afecta negativamente cualquier perspectiva educacional o laboral, sino que tiene efectos sociales a largo plazo.
Un joven en Inglaterra de nombre Musharaf, o Mushy, siempre ha tenido problemas debido a su tartamudez. No sólo le impide ser capaz de pararse y hablar frente a sus compañeros, sino que fue abusado y ha tenido problemas para hacer amigos. En algún punto, en su carrera escolar, temía asistir a clases tanto que su tasa de asistencia bajó al 34%. Entonces, uno de sus maestros tuvo una idea inspirada por la película “El Discurso del Rey”. Sugirió que Mushy escuchase música mientras hablaba para distraer su cerebro. El maestro no esperaba que funcionase en realidad, ¡pero lo hizo!
Mushy terminó dando un discurso que dejó a todos sorprendidos. ¡Mira el video abajo! ¡No olvides dar un “me gusta” y compartir esta inspiradora historia!