Verdaderamente intento limitar mis quejas y preocupaciones, pero a veces necesito todo mi esfuerzo… si no presto atención. Tengo las mismas preocupaciones que cualquiera, respecto a pagar las cuentas, preguntarme si estoy demasiado gorda o qué pareceré cuando vaya a bailar y muestre el paso que aprendí en YouTube. Tengo días buenos y días malos, y puedo sentir que no soy lo suficientemente buena o que podría hacerlo mejor.
Por otro lado están las personas inspiradoras, como Gabe Adams, que eliminó todas mis dudas. Todo lo que hace lo hace con una alegría de vivir y un entusiasmo que no puedo evitar estar agradecida por todo lo que tengo y agradecida de que él aún esté aquí para darnos a todos un baldazo de realidad.
Gabe nació en Brasil, de una madre a la que le dio pánico y lo abandonó luego de dar a luz. El bebé vino al mundo sin extremidades —sin brazos, sin piernas—, y terminó en un orfanato. Su historia se esparció rápidamente como un incendio. De hecho, tan rápido y tan lejos que Janelle Adams, de Utah, EE.UU., quien ya tiene 13 hijos, escuchó su historia al pasar mientras hacía compras en una tienda, y supo que tenía que hacer algo. Ese fue el comienzo de todo.
Fue como si todo se hubiese alineado, porque todos los trámites, cada calificación fue tenida en cuenta cuando se ofreció a adoptar al muchacho. Fue un milagro tras otro, y Gabe pudo llegar a salvo a Estados Unidos y estar con su nueva familia. Y aunque no hay duda de que su familia lo ama, también se aseguran de satisfacer todas sus necesidades para crecer y prosperar, incluyendo amor con mano dura.
Gabe es un adolescente ahora, y ha aprendido a vivir la vida más normal posible. Puede subir escaleras, ducharse, vestirse, ¡incluso peinarse, escribir, bailar, cantar y actuar! Este chico se las arregla para subir las escaleras 20 veces al día, y hace abdominales para poder mejorar su fuerza y flexibilidad para tener la mayor movilidad posible. Tiene una silla que es activada por los movimientos de su cabeza, y puede tomar notas en clase usando su boca para sostener un lápiz. Gabe es un chico espectacular, un brillante ejemplo de jamás bajar los brazos y conservar la esperanza para lo que vendrá.
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