Seguramente en uno u otro momento muchos de nosotros hemos dicho palabras hirientes al describir a otros. A veces sentimos que sencillamente es la naturaleza humana, y otras veces necesitamos una sesión de chismes o de descarga. Muchas veces, sin embargo, no nos damos cuenta cómo esas palabras hirientes afectan a otros.
Si has sido víctima de acoso, ya sea cuando niño o de adulto, sabes que esas palabras son más cortantes que un cuchillo. Esta historia trae luz no sólo sobre el acoso entre adultos, sino también la fantástica forma en que la víctima en cuestión respondió. Todos podemos seguir el ejemplo de esta valiente mujer.
Dianne Hoffmeyer fue al Tim Horton de Fort Gratiot a comprar un café y una dona. Había pasado toda la noche despierta ocupándose de su hija de dos años de edad y sentía que necesitaba un energizante. No podía saber que este aparentemente inocente evento la llevaría a las lágrimas.
Mientras estaba en la fila, escuchó a dos mujeres de mediana edad hablando sobre ella. Hacían repugnantes comentarios sobre el cabello y el peso de Dianne. “Es una ballena. Oh, la ballena debe comer”, recuerda Dianne. Lo que esas mujeres no sabían es que Dianne había trabajado duro por mantener un estilo de vida saludable habiendo perdido ya 177 libras. En lugar de hacerlas callar, sin embargo,
Dianne sollozó en silencio. Cuando era su turno de ordenar, hizo algo verdaderamente asombroso.
Fuente: WXYZ
En lugar de pedir su café y su dona, ofreció pagar los cafés de ambas damas. Recibió su pedido, pago y regresó a su auto, donde lloró durante al menos 15 minutos. Las mujeres, completamente mudas, terminaron su café y dicen que jamás regresaron a la cadena de café y donas.
Cuando la entrevistaron sobre su valiente actuación, Dianne dijo que si le daban la oportunidad de ver a las mujeres nuevamente, les compraría un segundo café y les explicaría cómo la habían afectado sus comentarios, y les informaría sobre su progreso en la pérdida de peso y cambio de estilo de vida.
Esperemos que estos acosadores, como también otros que escuchen esta historia, se inspiren para ser un poco más amables con los demás y hacer lo correcto. Nos quitamos el sombrero ante ti, Dianne Hoffmeyer.
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