No todas las niñas pequeñas, pero muchas de ellas, han soñado con crecer para convertirse en una princesa un día. Personalmente, le echo la culpa a los cuentos de hadas de Disney del tipo de Cenicienta, Ariel, Aurora y Elsa por las niñas que esperan encontrar un día a su Príncipe Encantador y pasar el resto de sus vidas como realeza mimada. Incluso aunque las princesas también sufren indudablemente algunas difíciles pruebas y tribulaciones, eventualmente encuentran su “…y vivieron felices para siempre”.
Mirar esas películas de Disney hace que cualquier otra cosa que no sea la vida de la realeza sea algo difícil, y parece que el ser una princesa es darse la gran vida, con algunas limitaciones, por supuesto. Los “Diarios de una Princesa” ofrecen una descripción ligeramente más realista, cuando una joven muchacha debe trabajar increíblemente duro y hacer muchísimos cambios personales para ser aceptada en la realeza. En verdad, aunque hay muchísimo lujo y glamour, ser una princesa no siempre es el sueño hecho realidad que creemos que es.
De alguna manera, cuando Meghan Markle se casó con el Príncipe Harry, encontró su vivieron felices para siempre. Sin embargo, no estoy segura de cuanto de eso tiene que ver con convertirse en princesa, sino que tiene más que ver con haberse casado con el hombre del que estaba enamorada. Ambos parecen compartir una relación muy amorosa y tienen muchísimas cosas en común, pero dudo que Meghan pueda ignorar completamente el hecho de que casarse con Harry la convertiría en un miembro de la Familia Real Británica.
Resulta que convertirse en princesa no es para tanto. Además de la falta de privacidad, una agenda ocupada, ser acechada y criticada por la prensa y las expectativas alocadas, hay un montón de ‘reglas’ que la realeza debe seguir.
Algunas de las reglas son no hacer demostraciones de afecto en público entre miembros de una pareja, especialmente mientras viajan; no firmar autógrafos o sacar selfis; no comer mariscos o vestir pieles; y una increíblemente larga lista de códigos de vestimenta y protocolo en general que debe ser respetada en todo momento. Me imagino que seguir todas las reglas sin jamás romper alguna exige tiempo y práctica.
Recientemente, la recién estrenada princesa Meghan dio un paso en falso que causó asombro en los observadores de la realeza. Una regla de protocolo establece que las mujeres de la realeza jamás deben cruzar sus piernas en las rodillas, y que en su lugar deben emplear algo llamado ‘The Duchess Slant’ (‘el enfoque de la duquesa’). Esto evita que los fotógrafos tomen fotos inapropiadas. Pero recientemente, durante un servicio en la Abadía de Westminster, ¡la Princesa Meghan cruzó sus piernas por la rodilla!
Podrías pensar que esto es algo tonto, pero las reglas son las reglas, después de todo. Aunque muchos apoyan a la nueva Duquesa mientras ella se abre camino en un nuevo e intimidante mundo, y sucede que yo pienso que lo está haciendo muy bien.
¡Mira el papelón en el video de abajo y cuéntanos qué te parece!