¿No hemos perdido todos algunas cosas? Yo indudablemente me he separado de varias cosas durante mi vida. Mi chaqueta de jean favorita. Al menos tres iPhones. Dinero. Billetera. Dignidad… lo habitual. Las cosas que se pierden pueden ser pequeñas e insignificantes, otras caras pero reemplazables. Pero luego hay posesiones que son invaluables. El tipo de cosas que cuando las pierdes, sientes que tu corazón se hunde y tienes una oscura sensación de pánico y un “¡¿Y ahora qué hago?! surge de cada célula de tu cuerpo. No es una sensación agradable.
Conoces el dicho: “…encontrar una aguja en un pajar”? Bueno, viene como “anillo al dedo” para esta historia (valga el juego de palabras) sobre una mujer que perdió algo de gran valor sentimental en una extensa playa tropical de arena durante 40 días.
Doug Cotty y su flamante prometida Michele Arias acababan de comenzar su viaje a Costa Rica, el 8 de diciembre. Él puso rodilla en tierra y propuso matrimonio a la mujer de sus sueños el la cima de un volcán, dándole un diamante de un quilate hecho a medida con una piedra que había estado en la familia de su madre durante generaciones.
Apenas días después de la proposición, el 11 de diciembre, Michele se quitó el anillo para ponerse protector solar. Para “mantenerlo a salvo” colocó el anillo en el bolsillo de la camisa de Doug. Poco después de eso, el anillo-reliquia familiar que Doug había puesto en su dedo desapareció de golpe. Ya no estaba, y a Michele se le hizo un nudo en el estómago. La pareja buscó frenéticamente en la zona, escarbando en todas partes y pidiendo a todos los que estaban cerca que los ayudasen a buscarlo. Horas después, y con ampollas en las rodillas, la pareja perdió la esperanza. Supusieron que alguien lo habría encontrado, o que ese mar aparentemente infinito de arena se lo había tragado y ya no estaba. La pareja voló de regreso a su hogar en Denver, triste y derrotada, intentando conservar el optimismo. ¡Después de todo, estaban comprometidos!
Aún así, no se dieron por vencidos. Michele subió una publicación a un grupo de Facebook para los residentes de una zona en particular de Costa Rica en la que habían estado, Costa Ballena, explicando su desgarradora historia, rogando por ayuda. La gente comentó, y se hicieron promesas de mantenerse alerta, pero nadie pudo ofrecer ninguna pista; salvo por un extraño mensaje más bien críptico en significado, pero que les dio un atisbo de esperanza, y un nombre. “Dave Harris es conocido por encontrar cosas”. En medio de toda la conmoción y los comentarios, Michele no vio ese mensaje. Si lo hubiese visto, habría sabido que Dave Harris es un expatriado estadounidense de 67 años que, luego de pasar más de 20 años como bombero en Atlanta, decidió levantar todo y retirarse en América Central, pasando sus días en la playa.
Ave una vez fue líder de un equipo de buzos de rescate, donde aprendió a usar un detector de metales submarino, una habilidad que aún conserva hoy. De hecho, encontró un anillo de graduación en un pie de agua con la marea baja en Myrtle Beach allá por los ’70. Al ver la inscripción del fabricante en el interior, pudo rastrear al dueño y devolver la joya 40 años después de que el anillo se perdiera. Así que, sí, Dave hace justicia a su fama.
Cuando Dave vio la súplica de Michele en el grupo de Facebook, respondió: “Si aún no has encontrado el anillo, envíame un mensaje”. Ella no respondió, por lo que él volvió a intentarlo: “¿Has visto mi mensaje anterior? Tengo un detector de metales y he encontrado anillos perdidos 40 años antes. Buscaré tu anillo, pero necesito más información para acotar el área de búsqueda. Y necesito la información antes de que haya otra tormenta sobre la playa”.
Y no hubo respuesta. Dave supuso que el misterio había sido resuelto, y que el anillo había sido encontrado y devuelto; 16 días pasaron y ni noticias de la desolada pareja. Dave olvidó el asunto hasta la víspera de año nuevo, cuando recibió una respuesta de Michele, que decía que todos sus mensajes habían ido a dar a la carpeta de correo basura. Sucedió que abrió esa carpeta esa mañana y vio el mensaje perdido.
Michele se comunicó expresando su gratitud por su amable oferta, pero admitió que no tenía demasiadas esperanzas “Era más como: ‘Oh, dejaré que el viejo lo intente. Si quiere salir por allí con un detector de metal, genial’”, recuerda haber pensado Arias. “Pero las posibilidades de que lo encontrara cuando ya había pasado un mes en ese momento, con tantos visitantes también… quiero decir, simplemente no creí que pudiera funcionar en absoluto”. Y sobre llovido, mojado, ¡ella y Doug decidieron comprar en línea un anillo sustituto de $4.400!
Aún así, Dave estaba seguro de poder encontrarlo. Esperó hasta que los turistas, autos y campistas se fueron, y dijo a Michele: “El anillo, si aún está allí, no irá a ninguna parte más que hacia abajo. Esperaré hasta que la multitud de vacaciones se haya ido”. Era el 9 de enero cuando Dave despertó con la sensación de urgencia por ir a la parte de la playa que Michele le había descrito con su detector de metales.
“Probablemente busqué durante unos 20 minutos, máximo”, dijo. “Encontré varias monedas costarricenses, y por supuesto muchos anillos de latas de cerveza, clavos y cosas —que con un detector de metales, son sólo un aburrido ruido sordo. Entonces tuve un “ping” realmente agudo, y pensé: ‘Esto podría no ser el anillo, pero estoy seguro que es propiedad de alguien. Algo valioso”.
Excavó un píe hacia abajo y hete aquí que vio: “Cuando miré allí adentro, el sol estaba alto y brillaba, y el anillo estaba sobre un poco de arena, pero derecho hacia arriba”, dijo Dave. “Y esa piedra central era como un faro”. Inmediatamente contactó a Michele, quien estaba totalmente fuera de sí de alivio, ¡pero sobre todo sorprendida e incrédula!
“Dije: ‘¿Está seguro? ¿En verdad lo hizo? No puedo creer esto’. Él dijo: ‘Le enviaré una foto. No soy muy bueno con el teléfono, así que le enviaré una foto cuando regrese a casa’. Esperé quizás otros 15 minutos o algo así, y él me envió una foto, y yo… quiero decir, honestamente, pensé A la m—. Lo encontró. Inmediatamente le envié un mensaje de texto a Doug, y él dijo exactamente lo mismo”.
Pero aún había otro obstáculo. El anillo era una carga bastante valiosa, y enviarla a la pareja mediante el servicio postal de Costa Rica era una apuesta que nadie querría hacer. Los servicios de DHL no quieren transportar alhajas tan valiosas. No había muchas opciones, y Michele estaba considerando volar a recogerla ella misma; hasta que una opción perfecta se presentó sola. Un amigo cercano de Michele dijo que sus padres irían allí, y estarían felices de recogerlo de camino a casa.
Casi perfecto, salvo que estaban hospedados a 200 millas de la costa del Pacífico, lejos de donde vive Dave. Normalmente esto no sería demasiado problema, pero los caminos en Estados Unidos están construidos con un poco más de planificación y cuidado. Un viaje en auto de doscientas millas en los EE.UU. es mucho más fácil y tranquilo que conducir en Costa Rica. ¡Esta era la línea de puntos final que había que conectar para que el anillo regresara a salvo a casa! Así que Michele y Doug pagaron un correo privado de $450 para que el anillo llegara de lo de Dave a los padres de su amigo, Dennis y Shirley Pirkl, mientras ellos esperaban conteniendo el aliento a que esta dura prueba de casi dos meses terminara.
Finalmente, cuando los Pirkl regresaron a casa, Michele fue a inspeccionar el anillo. Se emocionó cuando deslizó el anillo en su dedo. “Pensé que iba a llorar cuando lo tuve otra vez conmigo, porque cuando lo pienso, sigo pensando en el momento en que lo perdimos, y eso, por supuesto, me produce muchas emociones. Pero honestamente, ¡estoy tan contenta!”. La pareja envió a Dave $500 como recompensa, pero el hombre se mantuvo en sus trece y dijo a la joven pareja lo que ya había dicho al hombre que perdió su anillo de graduación: “Muchas gracias por eso, pero no le vendo a la gente cosas que son de su propiedad”. ¡Sin duda es un ser humano decente!
Michele dijo que el anillo sustituto que habían pedido tenía una garantía de devolución de 30 días, por lo que lo regresará en cuanto lo reciba.
¿Alguna vez has perdido un anillo o algo de un valor monumental? ¡Cuéntanos la loca historia de cómo lo recuperaste!