Saki era una pastor alemán de la calle, era cachorra cuando la rescataron. Desde muy pequeña fue elegida para entrenar con la Fundación Nacional de Perros de Búsqueda en Desastres (NDSDF, por sus siglas en inglés). Con el tiempo, Saki formó parte del equipo perruno que busca personas extraviadas después de un desastre natural o de un accidente. Efectivamente, esta perrita estaba destinada a hacer cosas grandiosas.
Mientras esperaba que iniciara su entrenamiento de búsqueda y rescate, Saki vivió en un hogar temporal junto a Dennie Fiddler. Todo funcionaba bastante bien con este arreglo, pero después de dos semanas, Dennie empezó a notar un comportamiento muy extraño en Saki… fue ahí cuando Saki se escapó del patio y huyó.
Saki se fue directo con los vecinos, la familia Morgan, y de inmediato se encariñó con un niño llamado Danny. Él había tenido retraso en su desarrollo, y sólo podía hablar en oraciones fragmentadas; además, tenía dificultades motrices. Pero después de conocer a Saki, la vida de Danny cambió para siempre, como si el destino los hubiera reunido. Sorprendentemente, Danny empezó a formar oraciones completas, la primera fue “Soy el papá de Saki”. Sus habilidades motrices también mejoraron, incluso logró aventar la pelota en línea recta para jugar a las atrapadas con Saki.
¡Saki le dio un empujón a la confianza de Danny! Los dos eran prácticamente inseparables, pero la realidad era que Saki todavía tenía que ir al entrenamiento para convertirse en un perro de búsqueda y rescate. La familia Morgan le rogó a la NDSDF que les permitieran quedarse con Saki, pero la organización se mantuvo reacia.
“Estamos hablando de un niño contra quién sabe cuántos niños más”, argumentaron. Pero después de que miembros de la fundación vieron juntos a Danny y a Saki, supieron en unos cuantos minutos que Saki había logrado su misión en la vida.
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