Como dueña de un perro, siempre me impresiona cuando disfruto una comida en casa de amigos donde también hay un perro (o dos o tres) y el perro o perros se sientan callados a una prudente distancia cuando nos sentamos a comer. Sé que tienen perros, pero cuando es hora de comer se nota la ausencia de los perros.
De alguna manera los padres de perros han enseñado a sus perfectos chuchos a mantener una distancia apropiada cuando los humanos están comiendo. No hay babeos, ni gimoteos ni ladridos, ni silenciosas miradas perrunas suplicantes. Sólo hay perros que se portan bien, y que esperan educadamente sus alimentos perrunos en lugar de robar bocados de comida humana.
Esto es algo que jamás pude conseguir con mis perros. La hora de la comida con mis perros es más como una negociación. Si tuviese un dólar por cada vez que he pronunciado las palabras “¡Deja de lamer mi comida!”, sería extremadamente rica. Porque jamás he sido capaz de convencer a mis perros de que ese comportamiento es inaceptable, y me he acostumbrado a comer comida algo pastosa y con un poco de gérmenes perrunos. Si en algún momento doy la espalda a mi comida por siquiera un segundo, tengo suerte si llega a quedar algo que comer.
El perro de este video, Linda la Gran Danés, también se rehúsa a dejar comer a su dueño en paz. No es tan descarada como mis perros, y no toca el sándwich de delicioso aspecto sin permiso, pero ciertamente hace saber a todos los presentes que no aprueba el ser dejada de lado en esta comida. A diferencia de los hogares con perros perfectamente entrenados, la casa de Linda se pone bastante ruidosa a la hora de comer.
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Además, mira a Linda haciendo un berrinche sobre el sándwich en el video de abajo, ¡y por favor da un “me gusta” y comparte este video!