Tener que regresar al lugar del que provienes luego de acostumbrarte a estar en otra parte puede ser un momento agridulce. Es mucho para digerir para cualquiera, ¡más aun para un pingüino bebé! Yo lo he sentido luego de mudarme al extranjero y también sentí esa emoción luego de regresar de un viaje. Si bien estoy feliz de venir a casa, ¡es difícil hacer la transición de vuelta al invierno luego de acostumbrarte a playas con palmeras!
Este video es una escena que derrite el corazón de un pingüino bebé liberado en su hábitat por su cuidador, y es aún más conmovedor de lo que imaginé.
Rescate de Vida Silvestre Kaikoura, en Nueva Zelanda, es específicamente para aves nativas que caen enfermas o se lesionan. Abrió en septiembre de 2017 para tratar a esos animales. Su fundadora, Sabrina Luecht, es una bióloga de vida silvestre que vio más y más aves sufriendo hambruna como resultado del cambio del clima, probablemente debido a las condiciones de La Niña. Muchos tipos diferentes de ave han aparecido necesitadas de cuidados y atención. Como ejemplos están las pardelas, gaviotas, petreles, búhos, palomas maoríes y pingüinos azules ¡como el adorable que se ve en el video!
Sabrina tomó a este diminuto pingüino azul cuando apareció un día con una visible herida en la cabeza. El pobrecito estaba atascado en una red intentando liberarse cuando se enredó y no pudo salir. Fue traído al centro, donde Sabrina lo recibió con ternura, y pudo curarse bajo su supervisión con la medicación adecuada y mucho descanso.
Pero lamentablemente el tiempo llegó en que la herida estaba sanada y hubo que liberarlo en su hábitat. El precioso pingüino azul sanó bien y en sólo seis días. Sabrina levantó a su pequeño compañero y tuvo un último momento con el ave antes de liberarla. Caminó hacia la costa, se arrodilló y con delicadeza lo dejó ir. Pero él estaba un poco confundido.
Miró hacia atrás como si dijera: “¡Eh! ¿Adónde vas? ¡¿Por qué me dejas…?!” Ella se aleja caminando y él hace una pausa. La mira amorosamente un largo rato hasta que el agua llega a sus pies y le recuerda que debe ir a casa. De un salto, se zambulle y se va, ¡pero es en ese momento en que realmente se sintió agradecido con esa amable humana!
Haz clic abajo para ver a este bamboleante pingüino bebé reencontrarse con el agua.