Peter Coukoulis es un ex marine de 26 años que ha pasado varios años en servicio activo. Y aunque está orgulloso de su trabajo en el Cuerpo de Infantes de Marina de EE.UU., regresó a su casa en Tallahassee, Florida, sintiéndose algo desconectado.
Comenzó a experimentar síntomas de PTSD (Desorden de Estrés Post-Traumático), como sucede a menudo a muchos hombres y mujeres que lucharon por su país. Al sufrir de PTSD, pueden sentirse los efectos de depresión, ansiedad, recuerdos traumáticos recurrentes y aislamiento. Es por ello que su familia supo exactamente cuál era el regalo de Navidad perfecto para ayudar a Peter con sus indeseables síntomas y su tristeza persistente.
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Envolvieron cuidadosamente un regalo en papel de envolver de brillantes colores, decorado con un inmenso lazo rojo. Cuando dieron a Peter la caja del regalo, pudieron ver que comenzaba a lagrimear cuando notó que algo dentro de la caja estaba moviéndose. Esta será una Navidad que Peter jamás olvidará.
Mientras desenvuelve lentamente el regalo, una adorable carita aparece para observarlo, y fue amor a primera vista. Dentro había un pequeño cachorro Beagle llamad Willa, que recibió su nombre por su innegable voluntad de vivir. Inmediatamente Peter toma a Willa y comienza a besarla mientras caen las lágrimas por su rostro.
Y en un giro sorprendente, el amor de Willa por Peter es casi instantáneo, y comienza a besarlo y mordisquear su oreja. “El cachorro ha cambiado la vida de Peter, lo ha hecho feliz luego de tres años muy difíciles”, dijo Dena, la madre de Peter. “Sabía que el Beagle era lo indicado”.
Peter se unió a la Marina el día en que cumplió 18 años, y sirvió durante casi seis años. Pasó una considerable cantidad de tiempo en Afganistán, un lugar sinceramente peligroso. Dena cree que no sólo ese tiempo en Afganistán cambió a Peter, sino que también lo hizo un incidente específico que experimentó. Su unidad fue testigo de un trágico evento en el que un perro detector de explosivos y su entrenador fueron muertos por una bomba junto a la carretera.
“Realmente no duerme, porque cuando lo hace tiene pesadillas sobre ello”, dijo su mamá. “Es muy sensible respecto de su país, y siempre dijo que siente que debería haber hecho más. No le gusta hablar sobre nada de eso”.
Pero desde que Willa entró en su vida, ha estado trabajando duro en su recuperación, mientras recibe infinitas cantidades de amor y alegría de su pequeña amiga canina. No hace falta decir que los animales realmente son un gran regalo, y son maravillosos compañeros.
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